20/4/09

Jornadas de Puertas Abiertas en el Metro de Sevilla

Desde que se anunció las jornadas de puertas abiertas de la Línea 1 del Metro de Sevilla acogimos con una mezcla de expectación y escepticismo la primera oportunidad de ver una infraestructura, no sólo largamente esperada, sino transcendental para el desarrollo de la ciudad.

La jornada de puertas abiertas empezó como no podía ser de otro modo en Sevilla, con una cola

Conforme se iba acercando la hora de apertura, las diez de la mañana, se notaba en la cara del personal del metro que las previsiones se habían quedado cortas, muy cortas.

En la estación de la Plaza de Cuba la cola ya daba la vuelta a la manzana a las diez menos cuarto, lo que se puede traducir en unas cien personas. En un primer lugar se fue entrando en la estación en grupos de quince personas. La larga espera empezó a cansar a los visitantes que empezaron a olvidarse de visitar la estación y ya sólo pensaban en conseguir su tarjeta “gratis”. Y comenzó la caza de las tarjetas, los pocos guías de la estación tuvieron que repartirse entre guiar a los visitantes en la estación y repartir tarjetas en la superficie.

La primera impresión al asomarse por la boca del metro es la ausencia de una segunda escalera mecánica, la única instalada se utiliza en sentido ascendente, aunque se puede invertir en caso de necesidad puntual situación que se dará muy raramente ya que todas las estaciones cuentan con accesos mediante ascensor.

Una vez abajo el primer aspecto es el de una gran sala alargada muy luminosa de unas dimensiones muy diferentes a las habituales en este tipo de infraestructuras y en toda esta inmensidad casi como una anécdota se encuentran apenas dos máquinas expendedoras de billetes y cinco tornos.

La estación de Plaza de Cuba es la más profunda, en funcionamiento, de toda la Línea 1 situada a la cota menos veinticuatro metros, al vestíbulo se accede tanto por la boca de metro como por un ascensor. Una vez pasados los tornos se puede bajar hasta el nivel de andenes directamente con el ascensor o mediante escaleras, fijas o mecánicas, pasando por un nivel intermedio.

Por desgracia el día de puertas abiertas, no se podía acceder al nivel de andenes, así que de vuelta a la superficie para encaminarme a la siguiente estación. La estación de El Prado de San Sebastián.

Con una distribución muy similar a la de Plaza de Cuba, volvemos a tener un gran vestíbulo alargado terriblemente vacío.

En la mayoría de las nuevas estaciones se ha intentando aprovechar al máximo la iluminación natural dentro de las estaciones, y posiblemente esta sea la estación subterránea que mejor aprovechamiento de la luz natural tenga; iluminando directamente el subnivel entre el vestíbulo y los andenes, y aportando gran parte de la iluminación del nivel de andenes.

La estación del Prado de San Sebastián forma parte del gran, intercambiador de transportes del centro de Sevilla. En esta zona tienen parada de fin de línea o regularización la mayoría de las líneas de Tussam (autobuses urbanos de Sevilla), la línea del bus al Aeropuerto, líneas concesionarias de transportes urbanos, líneas del Consorcio de Transportes Metropolitanos, la estación de Autobuses del Prado de San Sebastián y la parada final del Metrocentro.

La última de las nuevas estaciones que pude ver es la de San Bernardo que también es un intercambiador de transporte, al conectar directamente con la Estación de San Bernardo que cuenta con conexiones tanto con las líneas de cercanías como las regionales.

La estación de San Bernardo conecta en el nivel del vestíbulo directamente con el andén uno de la Estación de San Bernardo incluyendo máquinas de autoventa de billetes de Cercanías en el mismo vestíbulo haciendo innecesario subir a la estación de Cercanías a no ser que se quiera pasar al Andén 2.

La última estación visitada fue la Estación de Nervión, esta es una de las estaciones construidas en el primer proyecto de metro, en los años ochenta, es un cambio radical de diseño. Lo más evidente es su aspecto exterior al contrario de las anteriores no tiene acceso por una sola de las aceras sino que cuenta con accesos desde ambos lados de la calle. Son accesos mucho más pequeños a los anteriormente visitados.

El interior tiene unas dimensiones mucho más reducidas pudiendo llegar a tildarlas incluso de angostas en comparación con las monumentales estaciones anteriormente visitadas. El vestíbulo es mucho más estrecho y con techos más bajos, lo que podría implicar un colapso del espacio en los momentos de más afluencia y una angustiosa sensación de claustrofobia en esos momentos. La Estación de Nervión está situada en una de las confluencias comerciales más importantes de Sevilla y es de esperar que sea de las estaciones con más afluencia de pasajeros, algo para lo que los standares de los años ocheta no preveían.

A la Estación de Nervión llegamos entorno a la una de la tarde y ya no quedaban tarjetas, en las anteriores estaciones los guías ya comentaban que se iban a seguir repartiendo a lo largo de la semana siguiente las tarjetas gratis; intentando sin mucho éxito limitar la ansiedad de los visitantes por conseguir su tarjeta. Como ya comentamos con anterioridad las previsiones se superaron desde el primer momento, hasta el punto que los responsables del Metro de Sevilla tuvieron que sumar a las cincuenta mil tarjetas gratuitas, en los días siguientes, otras quince mil.

A un pueblo acostumbrado al “Panem et Circenses” nunca se le puede dejar sin “Panem”.


En superficie todas las estaciones cuentan con una serie de bicicleteros instalados por la Concejalía de Deportes del Ayuntamiento de Sevilla, muy distintos a los instalados inicialmente por el Ayuntamiento de Sevilla y enormemente criticados por el insuficiente anclaje al suelo que no dificulta ser, literalmente, arrancados del suelo para robar la bicicleta; además la excesiva separación entre elementos permite que las motos, esa plaga que asola el espacio peatonal de la ciudad, invadan otro espacio que les es ajeno.


Llama la atención el escaso número, tanto de tornos como de máquinas de billetes en las cuatro estaciones visitadas, da la sensación que los responsables del Metro de Sevilla no tienen unas expectativas de uso muy elevadas. En las estaciones sólo hay dos máquinas de billetes, admitiendo sólo una de ellas el pago con tarjeta bancaria. Por las características del sistema de pago también hay una máquina de billetes una vez pasados los tornos.

El Metro de Sevilla tiene un sistema de pago diferente al habitualmente utilizado en otras ciudades, en Sevilla no se paga al entrar en la estación sino al salir. La Línea 1 está dividida en tres zonas diferentes y dependiendo del número de zonas que se atraviesen así será el coste del trayecto; de forma que la tarjeta se pasa por el sensor del torno para abrir las pantallas, en ese momento descuenta del saldo de la tarjeta una pequeña cantidad, en torno a los diez céntimos. Al salir en la estación de destino se vuelve a pasar la tarjeta y descuenta según el número de zonas que hayamos cruzado (saltos). Y aquí es donde surge la necesidad de tener máquinas de billetes en la zona interior de la estación, si no tenemos en la tarjeta saldo suficiente para pagar el coste del viaje podemos utilizar la máquina interior para cargar la tarjeta y poder cruzar los tornos.

Los tornos parecen escasos en un primer lugar sólo hay cinco en cada estación, de los que sólo uno tiene ancho especial. Por mucho que lo piense son sólo dos por sentido, tres a lo sumo, lo que no permite un flujo fluido de viajeros.

A esto hay que añadir que el único paso de ancho especial quedará bloqueado en el momento que coincidan usuarios que lo necesiten desde ambos sentidos. Debemos tener en cuenta que el termino accesibilidad no se aplica únicamente a personas con minusvalías sino a todaa laa personas en general, estamos hablando de sillas de ruedas, andadores, personas obesas, usuarios de muletas, cochecitos de niños, personas con maletas, bolsas de la compra, etc, etc.

Las máquinas expendedoras de billetes aunque son sencillas de utilizar, aunque tienen algunos fallos graves de diseño que inutilizan su supuesta accesibilidad como la dificultad para localizar o alcanzar el botón de “Uso Fácil”, aunque sí que aparece fácilmente visible en la pantalla táctil una vez que se comienza a usar la máquina, sigue siendo difícil de alcanzar. No parece que estén muy adaptadas para personas que utilicen sillas de ruedas ya que el frontal inferior de la máquina no permite un acercamiento eficaz a la máquina al no haber un espacio para introducir las piernas, al igual que la altura de las diferentes ranuras parece excesiva para los usuarios de sillas de ruedas.



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